Los cuatro fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación sobre delitos de lesa humanidad, seleccionados por la trascendencia de las cuestiones discutidas en ellos, permiten a los autores considerar las diversas posiciones asumidas por los jueces que la integran, tanto en sus votos mayoritarios como en los disidentes, en un por demĆ”s interesante contrapunto. Considerados los juicios por esa clase de delitos como el fenómeno judicial mĆ”s importante de nuestra Ć©poca, la cadena de fallos permite advertir una progresiva evolución hacia la justicia-venganza, marcada en pasos sucesivos que llevan a cuestionar no ya si los autores de los delitos investigados fueron culpables o inocentes, sino si han sido bien o mal condenados, segĆŗn se hayan respetado o no las garantĆas constitucionales. Los acusados por estos delitos son colocados fuera del sistema de garantĆas del derecho penal: nuevas categorĆas (como la formación de una norma consuetudinaria internacional) son aplicadas en contravención de los principios de legalidad y de no retroactividad e imprescriptibilidad. La crĆtica se extiende a la pretensión de convertir a la moral en jurĆdicamente coactiva, el supuesto derecho de las vĆctimas al castigo, la postura intransigentemente retributiva propia del neopunitivismo mĆ”s radical, la priorización de la obligación de perseguir penalmente los crĆmenes de lesa humanidad por sobre las garantĆas, y aun los peligrosos riesgos de tomar a los procesos de NĆŗremberg, como primer gran precedente cuando son el modelo de lo que debiera evitarse. En sus capĆtulos, esta obra presenta la dimensión inquietante de los tribunales como un escenario de injusticia, y extiende su crĆtica tanto a una venganza mediatizada a travĆ©s del proceso judicial como al rol de los juristas y sus construcciones teóricas cuando escriben con el propósito de manufacturar un producto ideológico.